De eso se trata este libro, el cuarto de la saga de rarezas del mundo del fútbol que escribo: de contar situaciones impensadas, extravagancias que escapan al reglamento, a la previsión, inimaginables antes del pitazo inicial. Muchas de estas historias demuestran que el verdadero espíritu del "fair play" no murió, y que el fútbol es un deporte noble, aunque su nombre a veces se vea asociado a delincuentes que buscan protagonismo a sangre y fuego en las tribunas, o se disfrazan de empresarios o dirigentes que no pasan aunque todo pase.