Los primeros relatos que escuché con curiosidad y encantamiento fueron los que me llegaron mientras caminaba por las calles de Paraná tomada fuerte y con cariño de la mano segura de mi Abuelo. Gregorio, Capataz para los demás. ABUELO (con mayúsculas) para mi hermana, para mis primos y para mí. Cuando, después de disfrutarlo en Paraná, en Santa Fe y hasta en su querida Videla, se fue al cielo (según dicen los mayores) yo ya leía y escribía poesía, como casi todas las chicas de 13 años. Desde hace un tiempo, antes de ser esta un poquito (sólo eso) vieja, me entretengo escribiendo cuentos. Son emociones expresadas a través de personajes que tienen algo mío, algo de imaginación y, por supuesto, algo de todas las personas que he conocido en esta vida: mis padres, mis abuelos, mi hermana, mis primos, mis tíos, mi esposo, mis hijos, mis nietos, mis amigos, mis vecinos, mis colegas, mis compañeros. ¡Y sí! Al escribir me voy apropiando de historias y decires de otros. Siento estos cuentos como míos y quiero hoy compartirlos esperando pasen a ser suyos. Gracias por leerlos.
Nivel Bibliográfico:
Monográfico
ISBN:
978-987-42-2824-6
Páginas:
88
Nota normalizada:
Valija; Terreno; Vieja (Subir y bajar); Gracias a la vida; Duchas; Sandalias; Mamá; Ese día; Memoria; La tarde pintaba para lluvia; Pozo; Hermanos; Tren; Macetas.