Julieta es una nena como todas. Vive en una casa muy ordenada y prolija en la que, por supuesto, no hay lugar para un perro, su gran sueno. Se lo pide a los Reyes, que le traen un perro de juguete. Julieta piensa que los Reyes se equivocaron. Pero no. Horas mas tarde encuentra un perrito perdido en su vereda. La mama quiere ordenar al perro (banarlo, quitarle las pulgas, hacerle comer comida dietetica, etc.). Julieta tiene otros planes. Ni siquiera se ponen de acuerdo con respecto al nombre. Para mama es Benjy, para Julieta es Batata. Batata llena la casa de travesuras y desprolijidades, que Julieta trata de disimular. Finalmente, Benjy conquista a toda la familia