Todo comienza con un episodio rigurosamente histórico. En el otoño de 1982, un submarino soviético encalló cerca de una base naval secreta en el sur de Suecia. Al cabo de una semana de intensas negociaciones diplomáticas el submarino fue liberado. Muy pronto, sin embargo, periscopios desconocidos fueron avistados nuevamente, ¡hasta en la propia Estocolmo!