La explosión intelectual que tuvo lugar en Europa hacia fines de la década de 1830, generando un remolino de corrientes y modas, no dejó de tener efecto en los jóvenes de la elite rioplatense. Las novedosas ideas (entre ellas las del socialismo y del romanticismo) comenzaron a circular con gran aceptación en los círculos y clubes porteños, a los que asistían, entre otros, Juan Bautista Alberdi, Esteban Echeverría y Juan María Gutiérrez. Esta Generación del 37, como se le conoció, estaba lejos de los años de revolución y guerra, pero muy cerca todavía para intentar renovar su impulso originario. Primero, se reunieron en el salón literario de Marcos Sastre (reinaugurado el 23 de agosto de 1837), y luego, tras la divisoria de aguas en los primeros años de Rosas, se agruparon en la Asociación de Mayo. Los jóvenes que se reunían en el salón de Sastre fundaron la Joven Argentina, y reunidos un 23 de junio, anunciaron que su nueva fe perseguía, entre otras banderas, las de la fraternidad, la igualdad, la libertad, las tradiciones progresistas, la emancipación del espíritu americano y, por supuesto, la creencia en Dios y el cristianismo. Estos principios fueron desarrollados en un breve texto que se llamó Dogma socialistade la Asociación de Mayo y el 8 de julio de 1838, los jóvenes prestaron juramento y se convocaron a defender los principios del Dogma. Acto seguido, los integrantes se repartieron temas sobre los que debían estudiar, diagnosticar y buscar soluciones. El ideario que sostenían no era precisamente del agrado del gobierno de entonces. Los mazorqueros de Juan Manuel de Rosas persiguieron a estos jóvenes liberales, muchos de los cuales recurrieron al exilio montevidiano. Llevaban bajo sus brazos el Código de principios sancionado por la asociación, que convertirían en el principal instrumento de propaganda antirosista. En un nuevo aniversario de la fundación de la Asociación de Mayo, recordamos a estos jóvenes que decían no reconocerse ni federales ni unitarios, pero que no dudaron en luchar por la caída de Rosas, al lado de Lavalle, Urquiza, o quien se propusiera acabar con lo que definían como la tiranía.