SINOPSIS: Como si fuese una de las tintas ciudades descritas por Marco Polo al Khan, está perfectamente podría llamarse BUENOSAIRES, y el embajador, al describirla, detendría su mirada en una población de esculturas: de todos los lugares del mundo, con almas de bronce, de mármol; las menos, inmaculadas; las más, dañadas, vandalizadas, desaparecidas, olvidadas. El viajero bien podría confundir a los habitantes con las esculturas y ver en ambos la misma suerte. Comenzamos a gestar este libro sabiendo la gran cantidad de esculturas que posee nuestra ciudad y convencidos de que sería imposible abarcarlas a todas en un solo volumen. Pero, del mismo modo en que esta edición nos ha llevado de la mano por todas ellas, esperamos -al menos durante unos instantes- contagiar a los lectores ese recorrido. Con nuestro mejor criterio y lamentando dejar de lado muchas obras, hemos seleccionado las que hoy pueblan estas páginas nuestras, originales, majestuosas, inmortales, valientes. Los habitantes y las esculturas se confunden en Buenos Aires y comparten la misma suerte.