El Cancionero y Romancero español recoge toda nuestra primera literatura tradicional. La que va de boca en boca. Recoge los primeros suspiros de amor, las hazañas de nuestros primeros héroes, los primeros cuentos que se cantan. Dámaso Alonso divide su antología en tres partes: Cancionero anónimo, Cancionero de autores conocidos y Romancero anónimo. En la introducción destaca el recopilador el Cancionero por ser, dice, menos conocido que el Romancero, que se empieza a estudiar desde el siglo XIX. Dedica especial atención a las jarchas, pequeñas composiciones en el dialecto español hablado por los mozárabes que quedaron congeladas en grandes poemas árabes y judíos. Son canciones de amor de una mujer a un hombre, canciones al amigo ausente.