SINOPSIS: A Carlos Rey el hecho de ser poeta sólo le resulta aceptable en la medida en que lo considera una ficción; de ahí que en este libro, tal como lo enuncia su título, el yo real y responsable de Carlos Rey tome una prudente distancia del irreal e irresponsable yo del lírico. El poeta constituye una proyección ilusoria e ingrávida del ser verdadero, sometido a las implacables leyes de la economía y de la gravedad. A la opresión de esos pesos, cabe agregar el peso de la tradición literaria dentro de la cual Carlos Rey se mueve al hacer su juego, tradición polarizada por dos colosos de la lírica del Siglo XX: César Vallejo y Fernando Pessoa. Este panorama no le deja escapatoria: si quiere sobrevivir al cotejo, debe, por así decirlo, achicarse. Y Rey lo hace con una envidiable originalidad. También él es un fingidor, por cierto, un fingidor que llega a fingir que es dolor el dolor que de veras siente, pero con una diferencia fundamental en relación con sus maestros: al dolor y a la ficción les suma un infatigable y terapéutico sentido del humor, una dimensión totalmente ausente en la literatura del peruano y escasamente ahondada en las obras de los heterónimos pessoanos. Gracias al humor, Rey sobrevive y reina en su democrático libro.