SINOPSIS: Como toda ciudad, Buenos Aires se halla poblada de hombres que nacen, crecen y mueren. En ella cada cosa tiene su sitio: la cuna, la casa, la devoción, el barrio, el mercado, el cementerio. Cuando nos vamos para siempre; una tumba nos recoge y, al encerrarnos físicamente, sólo perdurará el recuerdo que despertemos en los demás. Generalmente, por ley de la vida, son nuestros mayores a quienes sepultamos. Una forma de honrarlos es visitar el lugar llevando flores como homenaje de recordación y de respeto. Es una manera de decir con evidencia nuestros hijos, a nuestros descendientes, que allí está la persona de quien hemos venido. A veces familias enteras vuelven a reagruparse en lo que da en llamarse bóvedas. En el Cementerio del Norte hay aproximadamente seis mil sepulcros. Muchos de ellos no corresponden a todos porque despiertan recuerdos importantes que gravitan en la vida de país. Hay personajes que se han destacado en los encuentros guerreros por nuestra independencia y organización. Otros por sus decisiones políticas. También hay figuras ciudadanas que, en su momento, sobresalieron por su gracia o quehacer.
Nivel Bibliográfico:
Monográfico
Páginas:
63 p. ; fots. byn. col. ; ilus. ; 28 x 20 cm.
Nota normalizada:
CONTENIDO: El vecino fundador Rodrigo Ortiz de Zárate ; Los padres recoletos y su exclaustración ; Cementerio del norte ; Panteón de los ciudadanos meritorios ; Recoleta, cofre de historias ; Algunos significados ; Bibliografía.
