Martín Tregua escribe sus memorias a Beatriz, quien para él simboliza el ideal de belleza interior, y a la que exalta como lo hiciera Dante con su amada. Martín es escritor y no sólo cuenta los hechos y las circunstancias de su vida como tales, pues, además del aspecto puramente anecdótico, presenta lo que interiormente significa cada uno de los seres encontrados en su recorrido por diferentes lugares y épocas. En esta novela, Eduardo Manea se detiene morosamente en describir decadencias, esperanzas y personajes con una profunda vida interior; es decir, existe por parte del autor una intención manifiesta de presentar la idiosincrasia y la suma de las ideas del argentino común. La obra está permeada por un motivo importante, un constante, intenso e indestructible lazo de amor que lo une y lo remite siempre a Beatriz, indudable encarnación de su Argentina, país para él detenido en el tiempo.