RESEÑA: Descarnada y burlona, llena de humor cruel, la mirada de Daniel Dalmaroni nos conduce por los laberintos del parentesco, en un mundo de espejismos, donde la verdad termina siendo indescifrable y matar una costumbre cotidiana. Y lo hace con certero instinto teatral, en piezas de relojería que una vez disparadas ya no pueden detenerse. Subyugados por ese mecanismo, los lectores-espectadores no sabemos en que puede terminar todo, pero el tic-tac solo hace presentir la explosión final.