RESEÑA: El único deber que tienen los personajes de Corneille es el de resultar magníficos, no tanto a los ojos de los demás cuanto ante sí mismos, pues de ese modo se es fiel a la grandeza innata del hombre. El Cid, don Sancho y tantos personajes más, logran esa grandeza por su bondad y su verdad humanas por encima de todos los mitos históricos.